Hay una energía que no se puede automatizar.

Y en este post no lo demuestro yo, lo demuestra la ciencia.

La inteligencia artificial puede procesar datos, pero no puede sentirlos.
¿Y esto importa?

Sí. Mucho.

Ahora mismo te lo cuento.

 

La neurociencia lo explica bien

 

El ser humano no piensa solo con el cerebro racional.

Cada emoción activa circuitos neuronales que condicionan nuestras decisiones, nuestra creatividad y hasta la manera en que interpretamos la realidad.

A veces llevo las gafas sobre la cabeza y me acostumbro, dejo de sentirlas. Luego las busco y no las encuentro.

¿Despiste?

Más bien, neuronas mostrando habilidades y circuitos de acción.

Esa chispa humana se siente cuando una mirada conecta, cuando un texto respira verdad o cuando alguien escribe con el corazón encendido y el cerebro en coherencia.

¿Y la IA puede ayudarte a pensar más rápido?

Solo si tú tomas acción para que ese pensamiento tenga alma.

Porque la vibración alta no es mística, es biológica.
Esto quiere decir que tu tono emocional cambia tu química, tus decisiones, tu lenguaje y, por tanto, tu comunicación.

 

La inteligencia artificial no siente y eso importa

 

Cuando vibra alto el ser humano, también se eleva su creación

Y ahí ninguna máquina compite: se sincroniza contigo… o se queda atrás.

No es cuestión de odiar la IA.
Es cuestión de no apagar lo que nos hace humanos.

No permitas que la «inteligencia» artificial lo haga todo por ti. Y me explico.

En ella es fácil delegar hasta tu pensamiento. La mente humana es así. No quiere trabajar.

El cerebro quiere confort, seguridad.

Y esto me hace pensar también que, si puedes ser más rápido en algo, ¡bien! deja que te ayude, pero…

¿Nunca has observado que existen momentos en que desarrollas un poco tu idea y acabas comunicando algo distinto a lo que querías transmitir?

Fíjate mejor.

Ese es el problema. Piensa muy bien antes de hablar con la IA

¿qué quieres decir?

Escribe mínimo 5 frases sobre tu idea original, y después, dale instrucciones.

Y por favor, corrige siempre. Edita lo que te devuelve escrito.
No hagas un copia – pega, porque serás uno más para siempre.

De verdad, por muy chulo que quede.

 

La neurociencia, mi aliada y mi «vicio», lo estudia y demuestra

 

El cerebro funciona gracias al electromagnetismo (eso que llaman ondas cerebrales). Y sirven para mucho más que para pensar.

Sirve para conectar cerebros, para conectar personas.

Empatizar, e incluso pensar en grupo, lo cual puede ser bueno o no. Depende.

Incluso la cuántica, que aún no sé hasta donde llega realmente, estudia cosas interesantes sobre esto.

Y de momento, hasta donde yo sé, replica experimentalmente lo que ya explicaba Wayne Dyer en sus libros sobre el poder que nos da controlar los pensamiento y las emociones.

O lo que llevan contando desde hace siglos los estoicos con su idea del diálogo interior:
“𝑵𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒔 𝒔𝒖𝒄𝒆𝒅𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒎𝒐𝒔 𝒂𝒄𝒆𝒓𝒄𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒔 𝒔𝒖𝒄𝒆𝒅𝒆.” (Epicteto)

 

¿Qué te dice si algo importa, o si da igual?

 

Sin emoción no conectas porque no activas tu sistema límbico, donde realmente se decide si algo te interesa de verdad.

Cuando hablamos de “vibrar alto”, no hablamos de esoterismo.

Hablamos de fisiología.

Tu frecuencia cardíaca cambia, tu respiración se armoniza y tu cerebro sincroniza ondas más coherentes entre las áreas racionales y emocionales.
En ese estado, la mente se vuelve más clara, empática y creativa.

La IA puede ayudarte a escribir, sí. Pero solo tú puedes hacer que esas palabras tengan resonancia biológica.
Porque la emoción humana no se programa, se contagia.

La inteligencia artificial no siente y eso importa. Usa la tecnología, pero no desconectes de tu biología.

 

Y ahora viene el cuestionamiento final:

¿Tú creas desde la prisa o desde la vibración coherente cerebro-corazón?

 

Si algo te remueve todo esto, entra en palabras biosinérgicas para dar mas peso y valor a tu conocimiento, y más ligereza a tu trabajo.