¿Esto de «razonamiento fisiológico» te despista?
Es un concepto que invita a usar nuestro conocimiento sobre cómo funciona el cuerpo (¡la fisiología!), para tomar decisiones más acertadas sobre nuestra salud.
¡Pero no lo he inventado yo! Lo escuché de uno de los profesionales que me gusta seguir, PHil Hugo, y enseguida resonó conmigo.
No se trata de descartar estudios, pero sí de ir más allá de lo que dicen, porque no siempre son la respuesta definitiva para todo.
Los estudios científicos no siempre tienen la razón (para ti)
No me malinterpretes. Los estudios científicos son una herramienta valiosa y nos han traído avances impresionantes, pero no son infalibles ni siempre aplicables a todas las personas.
Aquí algunos puntos para reflexionar:
- No todos somos iguales: Muchos estudios se realizan en personas jóvenes, saludables y en un entorno controlado. Pero, ¿cuántos de esos factores coinciden contigo y tu día a día? Cada cuerpo es un universo, y lo que funciona para un grupo puede no ser lo mejor para ti.
- ¿Y que me dices de la falta de estudios clínicos independientes? Es común que las grandes empresas financien investigaciones para favorecer sus productos. No significa que el estudio esté mal, pero hay que estar atentos a las motivaciones detrás de los resultados.
Muchas de las investigaciones y estudios publicados son financiados por empresas interesadas, llevando a un sesgo en los resultados.
La falta de estudios independientes a gran escala limita la confianza en muchas de las afirmaciones hechas en algunos estudios. - Condiciones de laboratorio: Muchos estudios se llevan a cabo en entornos controlados que no reflejan lo que pasa en la vida real. Aquí no estamos en un laboratorio, estamos en la vida cotidiana, con sus complicaciones, estrés y un montón de factores que influyen en nuestra salud.
- La ciencia siempre está cambiando: Lo que hoy se acepta como cierto, mañana puede cambiar. Lo hemos visto con dietas, recomendaciones de ejercicio y suplementos que antes se consideraban esenciales y luego resultaron no serlo tanto. Así es la ciencia: siempre evoluciona.
¿Cómo avanzamos sin quedarnos atascados?
La clave está en equilibrar lo que la ciencia nos dice con lo que nuestro cuerpo necesita.
Por ejemplo, un estudio puede decir que la dieta keto es ideal para bajar de peso, pero si tú te sientes sin energía o con mal humor, claramente no es la mejor opción para ti. O quizá debes personalizarla y pasar una etapa de transición.
Con razonamiento fisiológico, usas la lógica y el conocimiento para adaptar la ciencia a lo que de verdad te funciona.
No podemos detenernos esperando siempre por más estudios
Algo muy importante es que no podemos paralizarnos esperando a que cada paso que damos en nuestro camino hacia una mejor salud esté respaldado por toneladas de estudios científicos.
Si hiciéramos eso, ¡nunca avanzaríamos! La ciencia es increíble, pero requiere tiempo. Mientras tanto, nuestra salud no puede esperar.
El razonamiento fisiológico nos permite seguir adelante sin depender exclusivamente de lo que ya ha sido probado mil veces en laboratorio.
Avanzar significa escuchar a nuestro cuerpo, probar con cabeza, y ajustar cuando sea necesario. Cada paso nos acerca más a nuestro bienestar, aunque no tengamos todos los estudios que lo avalen.
Escuchar a tu cuerpo es clave
Algo que siempre defiendo es aprender a escuchar tu propio cuerpo. A veces estamos tan concentrados en seguir las recomendaciones de los estudios o en hacer lo que está de moda, que ignoramos las señales que nos da nuestro organismo. Si algo no te hace sentir bien, no importa cuántos estudios lo respalden, ¡no es para ti!
¿Notas más energía después de cambiar tu alimentación? ¿Mejoró tu digestión con un suplemento nuevo?
Esos pequeños cambios son tan importantes como cualquier dato que leas en un estudio.
La mezcla perfecta: ciencia y sentido común
Se trata de tomar los estudios como una guía, no como una regla fija. El racionamiento fisiológico te ayuda a integrar la ciencia con lo que de verdad te funciona a nivel personal. Cada uno de nosotros es único, y lo que le funciona a otro no necesariamente será lo mejor para ti.
Escuchar a tu cuerpo y ajustar la ciencia a tu realidad es lo que realmente lleva a una salud integral.
Recuerda
La próxima vez que veas un “nuevo descubrimiento científico” o una tendencia en salud, pregúntate:
¿me hará bien? Si no lo tienes claro, ¡confía en lo que tu cuerpo te está diciendo!
